"El último hombre sobre la Tierra" es la pelicula producida por la AIP, y realizada en Italia por Sydney Salkow y Ubaldo Ragona, quien se encargó de dirigir al elenco de actores italianos. Resulta ser la primera adaptación de la novela de Richard Matheson "Soy leyenda", donde el propio Matheson forma parte del equipo de guionistas bajo el seudónimo de Logan Swanson, junto a William P. Leicester; debido a ello, comparando la pelicula con la historia original se puede observar que se mantiene, a grandes rasgos, tanto el espiritu del relato como los distintos hechos narrados, realizando de todos modos algunas modificaciones en distintos momentos, siendo el más destacable el correspondiente al tramo final, el cual fue escrito por Leicester, se entiende que debido a la exigencia de un mayor dinamismo conveniente al desarrollo del film, y una adecuación a los nuevos tiempos, alejándose defiitivamente del cine gótico, pero con ello Matheson no estuvo de acuerdo. De todos modos, a la fecha resulta la más fiel adaptación de su fuente original.
"Soy leyenda" es una novela que se destaca por aquellos momentos en los cuales el personaje central reflexiona intensamente sobre su extraña condición como único sobreviviente de la humanidad. Asimismo, resulta de sumo interés la manera en que Robert Neville, el cual para la pelicula cambia de nombre a Robert Morgan, realiza sus solitarias actividades para enfrentar la amenaza exterior. La novela otorga una gran dimensión a éstos aspectos, y la pelicula busca respetarlos. En ésta versión filmica éstos elementos han sido considerados dentro del desarrollo de la narración, la cual se apoya en la voz en off del protagonista, una estupenda caracterización del mítico actor Vincent Price, en lo que bien podría considerarse uno de sus mejores trabajos. Resultan grandiosos los momentos en los cuales enfrenta su soledad, contemplando el panorama devastado de la gran ciudad, y tambien, las grabaciones que guarda de su vida pasada y que observa a traves de un proyector, en medio de un terrible sufrimiento.
La puesta en escena de un mundo abandonado, con calles enteras vacías de transeúntes, pero mostrando sus pavimentos sembrados de cadáveres es muy lograda, con grandes planos en los que se aprecia la soledad de Morgan en medio de ese paisaje desolador. La fotografia en blanco y negro resulta muy adecuada, más aun en las secuencias nocturnas, en las que los vampiros hacen su aparición en forma amenazante alrededor de la acosada vivienda del protagonista. Cabe señalar que éstos vampiros no destacan por el uso de grandes colmillos, y más bien, muestran una apariencia muy cercana a los zombies o muertos vivientes que posteriormente lograrían un gran impacto en el cine de horror, lo que sin duda deja evidencia de lo inspirador que resultó para George A.Romero en la realización de su clásico "La noche de los muertos vivientes" en el año 1968.
Un punto controversial de ésta cinta resulta ser el momento final, al cual precede una discreta secuencia de acción que culmina al interior de una iglesia, donde nuevamente destaca por encima de todos Vincent Price, en buena forma, disparando certeramente a sus atacantes. La amenaza la constituye ahora un grupo de soldados que parecen representar un nuevo orden dictatorial dispuesto a imponerse a fuego abierto. Esto difiere del texto original, haciendo que el enfrentamiento entre el vampiro y el hombre parezca diluirse. Pero, las frases finales de Morgan mantienen la intención del relato ("ustedes son unos monstruos, yo soy un hombre" declara en medio del altar), dejando en claro el destino de la humanidad ante el surgimiento de una nueva sociedad que se apodera del planeta: ahí está el llanto de un bebe en los brazos de su madre, a la cual se le asegura que el peligro ha terminado. Asimismo, Ruth acepta su lugar dentro de éste nuevo mundo, a pesar de haber intentado salvar a la especie humana, que ya es sólo un recuerdo. Lástima que un mejor desarrollo de éstos hechos se eche en falta debido a un desenlace apresurado.