El cine británico se suma a las producciones de ciencia ficción surgidas en los años 50 con ésta modesta pelicula en blanco y negro, dirigida por David McDonald, a partir de una historia concebida como una pieza teatral en la cual prácticamente son dos los escenarios principales en los que se desarrolla toda la historia: el interior de una modesta posada, donde un grupo de personas se encuentran reunidos, buscando la forma de detener a la amenaza del espacio exterior, a la vez que manifiestan sus propios conflictos internos y se esfuerzan en resolverlos, y de otro lado tenemos al bosque cercano, en el cual se encuentra la nave marciana y donde se despliega el poder extraterrestre ante la mirada de los indefensos testigos.
Por mucho que se pueda creer que una cinta de este tipo no resulte ser más que un divertimento cargado de ingenuidades, tras verla hay que admitir que, en más de un momento, funciona correctamente en su tratamiento de los personajes al interior del refugio, donde los actores aportan credibilidad a sus diálogos y a su actitud frente al conflicto que les ha tocado vivir, con un guión que sabe aplicar cuotas de espontaneidad en personajes como los ancianos dueños del lugar, o tambien cuotas de drama alrededor de una pareja conformada por la camarera del lugar y su amante, un prófugo de la justicia que busca redimirse. Asimismo, tenemos al veterano cientifico, quien busca comprender a la amenaza extraterrestre para obtener la forma de detenerla, y a otros personajes que aportan diversos aspectos al relato, que es desarrollado al modo de una pequeña puesta en escena teatral, pero que permite pausas para el despliegue de la fantasia visual propia del género, y que resulta infaltable.
Pero entre los actores, habria que destacar el papel que realiza la actriz Patricia Laffan, como Nyah, la mujer marciana, de belleza inexpresiva y siniestra mirada, cuyo elegante porte se luce a pesar del trajecito espacial puesto para la ocasión, que de todos modos, a pesar de su minifalda, pareciera haber inspirado años después a la famosa imágen de Darth Vader, sólo es cuestión de verlo. La actriz logra dar a su personaje el carácter de frialdad y dureza adecuados, distante de aquellos humanos a los que tiene bajo su control.
Sin embargo, es en el aspecto técnico en el cual la cinta debe ser vista teniendo en cuenta la escasez de medios, tanto económicos como aquellos propios de la época, pues para mostrar en pantalla el sencillo trucaje para el vuelo del platillo volador, o el hecho de mostrar un robot de torpes movimientos y que parece sacado de una fiesta infantil, o comparado por muchos con una refrigeradora, pues hay que tener en cuenta que todo lo que el relato requiere en materia fantástica está allí, desde rayos desintegradores, explosiones en el cielo, y muros invisibles. De hecho, hay una secuencia que muestra el interior de la nave marciana con un diseño que volveremos a ver en forma semejante años después en la cinta "El dia que paralizaron La Tierra". Es decir, la cinta no descuida el aspecto fantástico a pesar de sus pocos recursos, y asume su historia con la seriedad requerida, resultando un trabajo correcto de acuerdo a su época.
En todo caso, es otra muestra de que con pocos medios se puede contar historias de interés y de cualquier género, cuestión de imaginación.