El escenario elegido para ello fue un jardín privado de Nueva York, que se llenó de viejas estanterías, jarrones con flores silvestres y un enorme catálogo de juegos infantiles -yoyós, hula hoops e incluso algunas piñatas- para que las modelos dieran rienda suelta a la diversión.
La colección es un perfecto ejercicio de equilibrio entre los colores neutros en prendas más limpias y depuradas y el derroche de fantasía de los estampados hawaianos y las rayas en otras piezas mucho más audaces. Un suculento aperitivo de lo que desearemos el año que viene.
La mezcla de estampados es una de las claves de la nueva colección.
Las escenas hawaianas se desdoblan, como si de un espejo se tratara, en las prendas de la diseñadora.
De nuevo la mezcla es la estrella, no sólo de estampados, sino también de tejidos, tal y como ocurre en este outfit.
El azul eléctrico fue uno de los tonos más repetidos a lo largo de la presentación.
Las rayas, en distintos anchos y colores, se conjugan en looks estructurados y de aire masculino.
El pitón, siempre en colores energy, fue una de las texturas clave de la colección de accesorios.
En cuestión de estampados, McCartney lo tiene claro: las rayas y las escenas tropicales son la clave de sus complementos más llamativos.
Con este estudio de los estampados, la diseñadora continúa explorando las posibilidades de los distintos prints, un camino que ya empezó con los frutales de su colección de primavera-verano 2011
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