El Ave María fue interpretado por el italiano Andrea Bocelli.
El príncipe Alberto de Mónaco y la sudafricana Charlene Wittstock se casaron este mediodía por Iglesia, en una glamorosa ceremonia efectuada en el patio del palacio monegasco ante cientos de líderes mundiales, miembros de la realeza y celebridades. Ayer habían contraído matrimonio por civil.
Charlene ha llegado al patio de honor con un vestido del modisto italiano Giorgio Armani ante la atenta mirada de los cerca de 3.500 monegascos congregados en la Plaza del Palacio
El vestido está elaborado en seda duquesa y lleva un detalle cruzado en el en la zona del pecho y la espalda. La parte delantera e inferior del vestido están embellecidas con cristales de Swarovski y perlas en formas de lágrima
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La ceremonia religiosa del Soberano y la ex campeona de natación, que se convirtió ayeren Alteza Serenísima princesa de Mónaco, se celebró al aire libre, en el patio de honor del palacio, y no en la catedral donde se casaron los padres de Alberto, Rainiero y Grace Kelly, en 1952.
Wittstock se convirtió al catolicismo para poder casarse con Alberto II, como lo exige la Constitución del segundo Estado más pequeño del mundo después del Vaticano.
Más de 4 mil personas asistieron a la ceremonia, que fue oficiada por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi. A diferencia de la boda civil, que duró apenas 15 minutos, la ceremonia religiosa duró una hora y media. El italiano Andrea Bocelli fue el encargado de interpretar el tradicional Ave María.
El novio llevó el uniforme de verano -blanco- de la compañía de carabineros. La novia, que para su boda civil vistió un sencillo vestido largo de color celeste, diseñado por ella, llevó una creación del modisto italiano Giorgio Armani.
Entre los representantes de las familias reales que llegaron a Mónaco para la boda figuran los monarcas de Bélgica y Suecia y los príncipes herederos de Dinamarca y Holanda, que se codearon con presidentes europeos como el francés Nicolas Sarkozy y el alemán Christian Wulff.
La lista de invitados presentes incluyó también el conde y la condesa de Wessex, que representarán a Inglaterra, así como la familia real de Savoya y el emir de Qatar. Uno de los ausentes fue el rey Juan Carlos de España, quien se recupera de una reciente operación de la rodilla.
La ceremonia religiosa fue en grandes pantallas en toda la ciudad-Estado. Siguiendo la tradición, la novia depositó su ramo en la pequeña iglesia de Santa Devota, patrona del Principado, ante quien la bella y trágica princesa Gracia depositó el suyo, tras su boda con Rainiero.
Tras la ceremonia, la pareja de recién casados recorrió las calles de Mónaco en un vehículo híbrido -un Lexus LS 600h Landaulet descapotable- que el Principado señala como testimonio del interés de Alberto y Charlene por la defensa del medio ambiente.
Tras la cena oficial, que está a cargo de uno de los grandes chefs franceses, Alain Ducasse, se celebrará el baile en el palacio, lleno de lujo y glamour. Los tres días de festejos concluirán a la medianoche del domingo, con un espectáculo de fuegos artificiales.
Charlene ha llegado al patio de honor con un vestido del modisto italiano Giorgio Armani ante la atenta mirada de los cerca de 3.500 monegascos congregados en la Plaza del Palacio
El vestido está elaborado en seda duquesa y lleva un detalle cruzado en el en la zona del pecho y la espalda. La parte delantera e inferior del vestido están embellecidas con cristales de Swarovski y perlas en formas de lágrima
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La ceremonia religiosa del Soberano y la ex campeona de natación, que se convirtió ayeren Alteza Serenísima princesa de Mónaco, se celebró al aire libre, en el patio de honor del palacio, y no en la catedral donde se casaron los padres de Alberto, Rainiero y Grace Kelly, en 1952.
Wittstock se convirtió al catolicismo para poder casarse con Alberto II, como lo exige la Constitución del segundo Estado más pequeño del mundo después del Vaticano.
Más de 4 mil personas asistieron a la ceremonia, que fue oficiada por el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi. A diferencia de la boda civil, que duró apenas 15 minutos, la ceremonia religiosa duró una hora y media. El italiano Andrea Bocelli fue el encargado de interpretar el tradicional Ave María.
El novio llevó el uniforme de verano -blanco- de la compañía de carabineros. La novia, que para su boda civil vistió un sencillo vestido largo de color celeste, diseñado por ella, llevó una creación del modisto italiano Giorgio Armani.
Entre los representantes de las familias reales que llegaron a Mónaco para la boda figuran los monarcas de Bélgica y Suecia y los príncipes herederos de Dinamarca y Holanda, que se codearon con presidentes europeos como el francés Nicolas Sarkozy y el alemán Christian Wulff.
La lista de invitados presentes incluyó también el conde y la condesa de Wessex, que representarán a Inglaterra, así como la familia real de Savoya y el emir de Qatar. Uno de los ausentes fue el rey Juan Carlos de España, quien se recupera de una reciente operación de la rodilla.
La ceremonia religiosa fue en grandes pantallas en toda la ciudad-Estado. Siguiendo la tradición, la novia depositó su ramo en la pequeña iglesia de Santa Devota, patrona del Principado, ante quien la bella y trágica princesa Gracia depositó el suyo, tras su boda con Rainiero.
Tras la ceremonia, la pareja de recién casados recorrió las calles de Mónaco en un vehículo híbrido -un Lexus LS 600h Landaulet descapotable- que el Principado señala como testimonio del interés de Alberto y Charlene por la defensa del medio ambiente.
Tras la cena oficial, que está a cargo de uno de los grandes chefs franceses, Alain Ducasse, se celebrará el baile en el palacio, lleno de lujo y glamour. Los tres días de festejos concluirán a la medianoche del domingo, con un espectáculo de fuegos artificiales.
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