La bella Hipólita es una joven con parálisis en las piernas. Ella acude a un lugar de oración al pie de una cruz, siguiendo a una procesión de fieles. Allí, un extraño sujeto que parece huir de alguien o de algo ha llegado hasta el lugar, y cae ante ella muriendo frente a sus ojos. Siendo Hipólita una joven que sufrió un accidente automovilistico donde murió su madre, y ella quedó con un trauma sicológico que le impide caminar, por lo que utiliza una silla de ruedas, es sometida a un ejercicio de regresión hipnótica, en el cual descubre haber tenido una vida anterior en la cual fue una bruja que ha realizado un pacto con el Demonio, pero que antes de morir escapa de entregar su alma por el arrepentimiento de sus pecados. Luego de aquel experimento, y durante la noche, Hipólita sufre una horrible pesadilla en la cual es ofrecida en sacrificio en una ceremonia satánica. Una figura humana cubierta con la piel de un macho cabrío la posee, ante lo cual, ella parece quedar extasiada y con una extraña fascinación en su rostro. Al dia siguiente durante la cena familiar, se pone de manifiesto la fuerza del mal que ha tomado el cuerpo de Hipólita, y que no quiere abandonarla. Como un último recurso, su familia llama al más experimentado exorcista, quien buscará la forma de deshacerse del ser maligno que se encuentra en aquella casa.
En 1973, el éxito de público y crítica de "El exorcista" trajo consigo una serie de producciones que buscaban aprovechar la atracción que había generado en el público el tema de las posesiones demoniacas. Allí están peliculas como "To the Devil a daughter" de Peter Sykes, "La casa del exorcismo" de Mario Bava o "Poder maléfico" de Oliver Hellman, las cuales aún no he visto, dicho sea de paso. Una de las más recordadas es sin duda ésta realización del director italiano Alberto De Martino llamada "El anticristo". De Martino cuenta con una filmografía muy abundante que abarcó muchos géneros como el spaguetti western, el suspenso, el policial, y por supuesto, el género del terror, siendo casi todos ellos producciones de bajo presupuesto, con la excepción de la pelicula que comentamos, para la cual De Martino contó con algo más de recursos, en lo que sin duda lo beneficia el afán de explotación cinemera.
Para "El anticristo" el reparto de actores lo conforman principalmente la bella actriz Carla Gravina, quien tiene a su cargo el papel de Hipólita, la joven poseída por el demonio, quien pasa de ser una mujer desolada debido a su condición, a un ser terrorífico en cuyo interior anida una entidad maligna. La actriz desarrolla un histrionismo convincente al representar a la poseída de turno, y en mi opinión, es uno de los puntos más destacados de la cinta. Tambien encontramos a los actores norteamericanos Arthur Kennedy y Mel Ferrer, ambos de amplias trayectorias que los llevó a participar tambien en éstas producciones europeas. Y en otro de los roles se encuentra la actriz Alida Valli, lejos ya, obviamente, de su seductora imágen vista en la cinta "El tercer hombre" de Carol Reed, y aquí mas bien encarna al ama de llaves que busca librar del mal a la desafortunada Hipólita.
A partir de un interesante guión escrito por el propio De Martino, junto con Gianfranco Clerici y Vincenzo Mannino, se plantea una pelicula que en conjunto logra una identidad propia, pese a unos enormes guiños a la pelicula de William Friedkin. Por un lado está el tema de la posesión diabólica, que le sigue el discurso a "El exorcista", cuando insiste en la existencia del mal como una entidad real, citando incluso en cierto momento a lo declarado por el Papa Paulo VI, y con ello, llamando a la fé como la única arma contra el feroz enemigo, lo cual se ve reforzado en éste caso con la escenografía que incluye vistas de algunos lugares de religiosidad, y de la misma Ciudad de El Vaticano. El esquema planteado resulta similar al relacionar la posesión demoniaca con una indefensa victima, donde cambia la figura de la niña por la de una mujer inválida cuya fé está debilitada, pero agrega el guardar cierto carácter de represión sexual al mantenerse virgen y al ser tan cercana a su padre, del cual no aprueba su relación con su nueva pareja, una joven mujer rubia. Ambos aspectos, su virginidad y su odio a la sustituta, son resueltos por su alter ego demoniaco, al perder su condición sexual y al hacer que la mujer de su padre se vaya de la casa. Luego están las demostraciones demoniacas, propias de las cintas de éste tipo, hasta su enfrentamiento con el representante de la Iglesia, el único que puede detenerla, pues, ahi esta el fallido intento de un curandero el cual huye despavorido ante el despliegue de poder maléfico realizado por la extraña mujer.
Junto a la evidente explotaition, coronada por la apariencia de Carla Gravina y su peinado a lo Rosemary Woodhouse, De Martino logra darle un nuevo enfoque visual al relato, pues, donde Friedkin utilizó habitaciones pequeñas y de poca iluminación, el italiano usa amplios salones más iluminados donde el demonio hará de las suyas. Valiéndose de un trucaje visual muy pobre, con objetos que se mueven o imágenes superpuestas burdamente, a diferencia de las técnicas intrincadas utilizadas en la cinta americana, a pesar de ello, se pudo conseguir momentos de mucho interés, como la primera manifestación diabólica durante la cena, en donde la atmosfera de tensión es conseguida a base de cortinas agitadas por fuertes vientos, y una cámara que sigue al detalle el ataque a los miembros de la familia, mientras los objetos se mueven en un ambiente de total descontrol. De este modo, su aspecto visual llega a ser muy estimable, con aquella casa de corredores cubiertos de bustos que miran en ambas direcciones, o aquella inolvidable secuencia de pesadilla donde el macho cabrío hace su aparición en medio de un logrado escenario infernal, que parece sacado de un cuadro del siglo XVII, donde solía retratarse el infierno y las reuniones de hechiceros. Una lasciva Hipólita se agita sobre su cama mientras esta a punto de ser poseída, combinando terror y erotismo. Y aqui es donde se llega más lejos de lo visto en el cine americano.
Sin embargo, hay que señalar que De Martino deja más evidente hacia el final de la historia el mensaje redentor, en el cual el mal es derrotado a través de la fé, con aquella escena filmada bajo la lluvia al pie de aquella cruz, y no digo más al respecto. Esto a su vez contribuye a la sensación de haber visto una historia discreta y sin mayores sorpresas en su resolución. De todos modos, gracias a su trabajo en escena según hemos señalado en el párrafo anterior, la pelicula resulta disfrutable. Ademas, las blasfemias, las muecas malignas, las voces guturales y los vómitos de frejoles verdes siempre incomodan. Cabe mencionar en otros rubros la buena partitura musical de Ennio Morricone, la fotografía de un conocido del género, el señor Joe D'Amato, y la edicion de Vincenzo Tomassi, habitual colaborador de Lucio Fulci.
No comments:
Post a Comment